miércoles, 21 de octubre de 2015

Kingsman: Servicio secreto


A una película que (casi) termina con un primerísimo primer plano del ano de una lasciva princesa nórdica solamente se la puede amar, y amar con la irracional locura de todo aquel que ha crecido amamantado por el universo de James Bond y toda aquella pléyade de espías (imitadores, sucedáneos, competidores…) que hicieron de los años 60 y 70 un paraíso. Guiño cool (sí, tienen licencia para hacer el chascarrillo) a esos finales en los que M o la mismísima reina de Inglaterra sorprendían en plena faena a 007, esa escena ejemplifica a la perfección lo que es el film y lo que suele ser el estimulante cine de Matthew Vaughn: una explosiva mezcla entre lo clásico y swinging, también pop, y el mejor del peor mal gusto. Disciplina inglesa. La imaginería de Clemens se apodera de la mayor parte del argumento y la acción de la película, capaz de hallar el equilibrio entre ese exquisito sinsentido sesentero y el relato lumpen (la parte de la madre del joven cachorro de Firth es como un Ken Loach a golpe de bizarrada salvaje). Auténtica ordalía repleta de humor, ironía y poesía de la masacre (la secuencia de la iglesia; ese Londres similar al de ¿Qué sucedió entonces? o Lifeforce), Kingsman: Servicio Secretoprueba lo bien que le sienta a Vaughn Mark Millar (véanse las previas Kick Ass) y lo bien que le sienta al género de espionaje un chute de creatividad, diversión y mala leche como este. Sin perder (o lo justo) la flema británica.

Esta cinta se lleva un aceptable 10/10
https://www.youtube.com/watch?v=R5aWvnS0e_M